"La censura no impide que la literatura llegue a la gente": Eve Gil

Publicado originalmente en Etcétera


Eve Gil (Hermosillo, Sonora, 1968) es una novel escritora que se define como feminista. Su novela Réquiem por una muñeca rota. Cuento para asustar al lobo (Conaculta, 2000) es la historia de dos adolescentes donde el aparente amor lésbico queda sublimado al verdadero fin de la trama: la traición, el paso de la ingenuidad a la madurez, la solidez de las convicciones y la crítica al mundo adulto. La autora de Hombres necios cede sus palabras en la redacción de etcétera, de la cual es miembro, y habla de Réquiem, aclarando que no es autobiográfica: "Mi infancia la veo como un sueño que nunca ocurrió".
¿Réquiem para una muñeca rota es una novela autobiográfica?

No. De hecho, fue la primera novela que yo deseé escribir. Es mi tercera novela. La desarrollé hasta hace poco. Es una historia fuerte, donde aparecen cosas dolorosas; cuando eres niño no sabes cómo decirlo. Hice una primera versión hace tiempo, pero la escribí en una computadora prestada, asaltaron el lugar donde estaba y se llevaron mi novela en el disco duro. Esta es una segunda versión, más madura, más trabajada. Sin autocensura.

Pero, ¿hablar en una novela acerca de la adolescencia cuando se es una mujer no es exorcizar fantasmas?

Es netamente una ficción literaria basada en hechos reales, aunque, sí, debo aceptar que es semibiográfica. Los escritores tenemos dudas de lo que nos pasa en la vida, y las resolvemos escribiendo. Me dio muchas respuestas más que nada, fue explicarme por qué mi padre actuó de cierta manera. Lo entendí cuando escribí la novela, lo cual no lo justifica. Es mi primera novela con tintes autobiográficos. La escribí para responder dudas, no para desahogarme.

¿Es una novela feminista o de amores lésbicos?

Primero, no la considero novela, sino un cuento largo. La estructura, el ritmo de la narración, los personajes no se desarrollan sino que encierran grandes misterios. La anécdota más que los personajes es lo que cuenta. Segundo, sí aborda el tema del lesbianismo, es parte de la novela pero no es central; son dos adolescentes que experimentan con el amor, pero no son lesbianas. Los personajes no saben qué es ser amados por sus padres, no existen para ellos, a una la usa la mamá para retener al padre; a la otra, su mamá la considera una mercancía.

En tu libro se deja entrever cierto odio a los padres por parte de los personajes, ¿también es tu caso?

En la adolescencia odiamos a nuestros padres, lo que quieres es pasar por encima de la autoridad; existe una brecha generacional que impide una relación armoniosa. En ese periodo parecemos seres de otro planeta. No es odio sino dos dimensiones opuestas. Hay cierto odio fraternal. Si a esa edad se muere tu papá te duele, lo que pasa es que los padres son una representación de la autoridad. Los personajes atacan a sus padres por el lado moral, es una venganza su actitud. En lo personal no odio a mis padres.

Casi al final de la novela uno de los personajes dice: "¿Qué fácil es comprar el olvido?". ¿Sí es sencillo?

No. El personaje se refiere a su amiga, una niña criada para ser exhibida (este personaje es modelo de calendarios, aparece semidesnuda). Su belleza es lo que importa, es una persona banal; las cosas importantes no existen para ella, se antepone lo mezquino, el egoísmo. Es la gratificación a la vanidad.

En una parte de Réquiem... el personaje de Mora critica al mundo cultural de Sonora, ¿es una opinión disfrazada de Eve Gil?

Las cosas han cambiado en Sonora, por fortuna. No está tan restringido el acceso de escritores o artistas jóvenes o de mujeres como antes. Hace tres años era un mundo dominado por patriarcas, no dejaban destacar a los nuevos artistas, escritores jóvenes sobre todo. En 1993 el Instituto de Cultura de la entidad convoca al concurso La Gran Novela Sonorense. El fin era descubrir al "gran novelista" del estado. La convocatoria fue cerrada, por invitación, el titular del instituto consideró a quién invitar porque según él eran los mejores. Yo tenía 23 años y mandé por correo una novela con pseudónimo (Hombres necios, 1996) la enviaron a La Paz, Baja California, con un jurado doctorado en La Sorbona. Gané, pese a que no me invitaron. Me dieron el premio y con esto, también me gané enemistades. Fue una ironía, cómo en un estado conservador gana el premio una novela feminista. Además la homofobia está muy arraigada. Un ejemplo, Abigael Bohórquez -poeta, es como el Jaime Sabines de Sonora- fue marginado por su condición. Era un ambiente hostil para la mujer. Salí de Sonora como un animal expulsado de su manada. Nadie quería entender lo que yo hacía. Las mujeres que escribían poesía (algunas muy buenas) estaban muy clavadas en el rollo de amas de casa, amor entre rosas, problemas espirituales, que consideraban temas apropiados para la mujer. Decidí romper con eso. ¿Es una novela irreverente, subversiva? Empezó siendo un proyecto para combatir la hipocresía y el conservadurismo en la literatura sonorense de hace pocos años, se me quedó como un sello. Tengo una visión maquiavélica de la vida. ¿La literatura sirve de algo? Claro. Alimenta el espíritu. Puede cambiar la forma; puede desaparecer el libro pero no la literatura, ésta es eterna. El peor enemigo de ésta es la censura. Yo la he padecido. Mi novela El suplicio de Adán (1998) fue censurada en Hermosillo -ya se levantó el veto- porque aborda el conflicto carnal de un sacerdote y tiene una visión de México que no gustó. Calles y Obregón son héroes en Sonora y yo los desmitifico. La censura no evita que la literatura llegue a la gente que la necesita




Entrevista con Eve Gil Por Lina Zerón



Publicado en Lina Zerón/Poeta



Nació en Hermosillo, Sonora en 1968. Narradora y periodista cultural, fue Premio Nacional de Periodismo Fernando Benítez 1994. Ha sido becaria de Jóvenes Creadores del FONCA entre 1995 y 1996 y del FECAS de Sonora entre 1993 y 1994 y 2004 y 2005. Autora de cuatro novelas: "Hombres necios"(Premio La Gran Novela Sonorense 1993), "El suplicio de Adán", "Réquiem por una muñeca rota" y "Cenotafio de Beatriz". Tiene a su cargo las columnas "La trenza de Sor Juana" del suplemento Arena de Excélsior y "Charlas de café" de la revista Siempre! Eve Gil es una mujer inquieta, defensora de los derechos de la mujer, luchadora por que su voz se escuche, trabajadora y comprometida con el quehacer literario, por eso escribe la Trenza de Sor Juana, y al respecto nos platica cómo comenzó con ella:

“El origen de mi columna se remonta a 1990, año en que entré a estudiar letras. Entonces manifesté mi disgusto ante el profesor de Literatura Española por la ausencia de escritoras dentro del programa de estudios, a lo que respondió que no había incluido escritoras porque había muy poquitas, y esas poquitas eran pésimas y no valía la pena ocuparse de ella. A partir de ahí empecé a recopilar material escrito por mujeres, y ya para el 2001, año en que empezó mi columna, conocía bastantes. La intención de "La trenza de Sor Juana" es mostrar lo que las mujeres han escrito a través de los siglos y convencer a los lectores de leerlas y descubrir por sí mismos el genio de estas escritoras”.

Hace un año conocí a Eve Gil en el Encuentro de Escritoras de Guadalajara, Jalisco, ahora está invitada al Encuentro: Poetas del Mundo, Voces para la Educación que se llevará a cabo del 22 al 26 de noviembre de éste año y ella opina que los Encuentros de poetas y en especial este que es auspiciado por el Sindicato de Maestros del Estado de México, le parece magnífico, porque “aunque pareciera que el aspecto cultural y el educativo vienen juntos, la verdad es que se han distanciado muchísimo... y este es el mejor momento para reconciliarlos” y lo que más llama su atención es que “está dirigido a los estudiantes y a los maestros, y eso personalmente me encanta porque soy feliz conviviendo con jóvenes inquietos y curiosos de la literatura”.

Eve Gil, es primordialmente narradora, una escritora joven de muy altos vuelos, y el que acuda a un Encuentro de escritores en el Estado de México, el cuál se caracteriza más por “la grilla” que por la cultura, para ella esto “es muy significativo, aunque hay que recordar que el Estado de México ha dado excelentes escritores: pienso particularmente en Alberto Chimal, en Otto Raúl González, en Carmen Ronsesweig. Ya con eso tienen más de un motivo para sentirse orgullosos en cuestión artística y cultural”.

Como buena escritora y empapada de todos los temas literarios, Eve Gil prefiere “la poesía clásica, que es más emotiva, menos experimental. Eso no significa que no haya poetas estupendos en la actualidad, pero me he percatado que los poetas contemporáneos que más me gustan (Sabines, Bonifaz Nuño, Enriqueta Ochoa, Ida Vitale, la venezolana María Auxiliadora Álvarez, Lizalde, o de mi generación Luis Vicente de Aguinaga y Teodosio García) tienen mucho de poetas clásicos”. Su vocación por la narrativa se deriva, piensa ella, de la soledad de la infancia y la adolescencia. “Las palabras se convirtieron en mi juego favorito, contar historias me hacía sentirme acompañada y rodeada de gente”, y considera que la escritura “es en sí misma una redención del tan vapuleado espíritu”, y agrega: “creo que todo es 99% de trabajo y 1% de inspiración, pero tampoco hay que permitir que la inspiración lo manipule a uno. Lo correcto es equilibrar ambas cosas”. La niñez para Eve en su desarrollo como escritora: “es especial e importante para mí, por eso escribí "Réquiem por una muñeca rota" que rebela el lado oscuro de las niñas a quienes todo mundo cree asexuadas y brutas” y ella en lo profundo de su alma, desde niña dice: “supe que sería escritora a los trece años, después de leer por primera vez a Oscar Wilde. Antes de eso, quería ser pintora (y antes que pintora, quise ser azafata). Todos los escritores del crack, muchos de ellos, ahora conocidos pertenecen a su generación. Eve Gil lo mismo toca un tema de niñez, con profundidad que un diario que ahonda en varios temas de la existencia como la prosa poética para ella: “El tema me elige a mí... yo pretendo desarrollarlo pero al final los personajes se bastan solos”. Su libros preferidos: “Ufff, cientos de miles... pero mis libros de cabecera son las cartas de Flannery O´Connor, los ensayos de Sergio Pitol, los poemas de Lord Byron y Dante y en general todas las novelas de Roberto Bolaño”.

Como muchos otros autores afirman, Eve no consideras que México sea un buen país para la difusión de la poesía o literatura en general y agrega que: “los propios autores deben unirse para cambiar esta situación” y que a la mayoría de los medios de comunicación no les interesa difundir cultura, son pocos los verdaderamente comprometidos, por eso ella hace lo debido en las columnas a su cargo, es una gran comunicadora de la obra de otros y como consejo a los que desean ser escritores enfatiza: “Que lean mucho, muchísimo”...